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07/08/13

Por papá: La residencia de Papá ha sido afectada por el norovirus

Rebecca Ley, The Guardian

No he visto a Papá durante un largo tiempo, pero estoy embarazada de seis meses y no quiero resultar afectada por un virus que me haga vomitar.

El día de San Valentín, en la residencia de Papá tuvo lugar un "baile del te", decorado con corazones de papel y canciones sensibleras bajo petición. En Navidades había un árbol enorme, adornos y un carrusel de villancicos. Estoy segura de que también había telarañas rociadas en Halloween y banderines durante el Jubileo. Cuando los días se hacen interminables, no se puede desperdiciar una oportunidad de marcarlos y diferenciarlos.

Por lo tanto, para mi visita durante el fin de semana justo antes de Semana Santa, esperaba encontrarme una búsqueda de huevos de pascua y a alguien disfrazado con un traje de conejo. O al menos algunas magdalenas calientes medio decentes. Pero cuando bajé del tren en Penzance con el niño a cuestas, en seguida quedó claro que la realidad iba a ser menos acogedora.

"La residencia de Papá está cerrada", dijo mi hermana cuando me recogió. "Ha habido un brote de virus de diarrea y vómitos. La mayoría de los residentes lo tienen, y muchos de los trabajadores".

"Oh, no. Eso es terrible," dije, sin fuerzas. El pensamiento de que todos los mayores de la residencia hayan sido afectados por el norovirus es como algo sacado de una película de terror. La mayoría de ellos probablemente tengan de por sí incontinencia. Muchos no pueden andar si ayuda. Eso debe ser el caos.

"Aún puedes ir y visitarle más tarde," me dijo. "Él no está vomitando - tan solo tiene molestias en el estómago. Le mantienen en su habitación, pero te está permitido bajar y verle si quieres. Bajo tu responsabilidad, dijeron."

"Hmmmm", es todo lo que pude decir, pensando en todo el tiempo que había pasado desde que vi a Papá, pero también en lo que poco que me apetecía coger el norovirus estando embarazada de seis meses. "¿Durante cuánto tiempo va a estar cerrada la residencia?"

Me doy una semana. Incluso si no voy inmediatamente, aún tengo bastantes oportunidades de ver a Papá.

"Se supone que estará cerrada durante las 48 horas siguientes después de que la última persona caiga enferma," me dijo. "Llámales por la mañana y pregunta qué tal van".

Más tarde, todos estábamos preocupados por Papá. No solo por esa situación en concreto y la idea de que estuviese solo en su habitación, si no porque durante los últimos seis meses su pérdida de peso había sido continua. No parece importar cuántas tostadas con miel le dan, los kilos se están evaporando. Olvidad la dieta de 5:2 o la Atkins, lo que realmente es efectivo es no privarse de la dieta de la demencia. Papá ha pasado de ser un hombre robusto y con forma de barril a parecer un pajarillo, todo chasquidos de clavículas y muñecas. Y no está solo. Ninguno de los mayores de su residencia están exuberantes, aunque están sentados todo el día y comen de forma sana. Es casi como si lo que sea que está destruyendo sus mentes absorbe también su energía.

En una de las últimas reuniones sobre Papá decidimos incluso que debía tomar alguna bebida energética de alto valor calórico para completar su dieta, en un intento de parar esta tendencia. No puede permitirse un periodo de hambre debido a un virus...

También está el tema de deshidratación. Que ingiera líquido suficiente toma tiempo y paciencia. Le llevan de forma regular vasos de leche, té tibio y calabacines, con la cantidad de mililitros consumidos siempre apuntados. Pero si pierde líquido en un corto periodo de tiempo, no va a ser fácil reemplazarlo. No traga agua de forma fluida, cada sorbo es un esfuerzo.

En definitiva, es un alivio cuando llamo a la mañana siguiente y me dicen que está mucho mejor, y que la residencia va a volver a abrir. Durante el camino a visitarle, no puedo evitar esperar que el brote de virus no haya arruinado la oportunidad de una forzada Semana Santa feliz... en el filo de la vida, cuando incluso un virus estomacal es crucial, este tipo de rituales cobran más sentido que nunca.

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