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16/11/15

Entrevista a un ex cuidador

María Jesús cuidó de su madre durante casi 6 años y hoy nos cuenta su experiencia como ex cuidadora cuando se cumplen ya 2 años y medio de su ausencia.

Gracias a su testimonio descubrimos aquellas fortalezas que pueden ayudar a otros cuidadores a afrontar su labor.

 

Haya un diagnóstico o aparezcan incapacidades producidas por un envejecimiento normalizado ¿Cómo afrontaste el inicio de la dependencia y el cuidado? ¿qué supuso en tus rutinas y tu día a día?

Cuando mi madre tenía 90 años se rompió la cadera y ese fue el detonante de todo. Los médicos nos recomendaron llevarla a una residencia, ya que allí podría recibir rehabilitación para recuperarse. Eso hicimos. Mi madre estuvo durante 8 días en la residencia, se volvió a romper la cadera, así que nos la llevamos a casa. Además porque no podíamos soportar que se quedara allí. Mi hermana y yo lo pasamos muy mal. Ella apenas hablaba y empezó a perder la memoria.

El tener que empezar a cuidar a mi madre me pareció natural. Siempre he tenido mucho contacto con mi madre, estaba muy a gusto con ella y para mi no supuso un gran cambio. Y más estando en casa, que tenía mis cosas, a mi familia y a ella. Yo no soy de salir mucho, solo al pueblo, así que me la llevaba conmigo.

Yo ya no trabajaba, y otras actividades como ir a gimnasia o a la piscina lo dejé de hacer, pero no me importó en absoluto.

 

¿Qué decisiones tomaste para mejorar la asistencia? ¿En qué medida cambió tu vida?

La mayor decisión fue dejar la residencia para llevarnos a mi madre a casa. Esa semana lo pasamos fatal. Ver que ella se quedaba allí, sin apenas hablar nos daba mucha pena… no te imaginas lo que lloramos mi hermana y yo. Decidimos que no volvía más y que nosotros la cuidaríamos. La llevábamos al hospital a rehabilitación, pero ya no recuperó, no anduvo sola más. Esta decisión cambió poco mi vida, sobre todo porque era lo que queríamos, y más habiendo vivido la experiencia de la residencia. También como te decía antes, no me importó cambiar o dejar de hacer las actividades que realizaba.

 

¿Dispusiste de ayudas? Ya sean familiares, institucionales, económicas. Si las hubo ¿Cuáles fueron y de qué manera te facilitaron el cuidado?

Ayudas institucionales nunca. Me turnaba por meses con mi hermana y luego mi hermano también. Así que la teníamos un mes seguido, uno de cada 3.

Tener ese respiro de turnarnos era una ayuda, viene bien tenerlo. Cuando no estaba en casa tenía más libertad, podía salir sin pensarlo, y esto en realidad me daba fuerzas de cara al mes que debía encargarme de ella las 24 horas. Pero bueno, cuando se iba nos entraba una llorera… no queríamos que se fuese.

 

¿Te informaste o recibiste pautas para mejorar las condiciones del paciente y de ti misma como cuidadora?

Yo no, aunque creo que mi hermana llegó a ir a un curso que le recomendó la trabajadora social sobre el cuidado. Pero yo creo que eso lo sabes, una persona mayor sabes lo que tienes que hacer, en mi caso no tuve ninguna dificultad.

Asesoramiento en el cuidado del cuidador… nada.

 

Dedicarse al cuidado puede provocar repercusiones físicas y emocionales. ¿Sufriste alguna? ¿Hiciste algo para promover el autocuidado?

A mi madre había que levantarla, acostarla y hacerle de todo porque ella no se movía, y claro la espalda se acusaba. Yo ya tenía problemas de espalda y me quedé fastidiadilla, acabé mal de cargarla.

 

En la fase terminal ¿cómo afrontaste el cuidado? ¿Encontraste más dificultades? ¿te concienciaste o te anticipaste a la pérdida?

Le hicieron una analítica 10 o 15 días antes y nos dijeron que tenía insuficiencia renal, dejó de comer. Sus órganos vitales estaban fallando. Nos propusieron ingresarla pero como no tenía cura la llevamos para casa. Murió a los 3 o 4 días.

Esta anticipación en realidad no se si me ayudó, es igual… sabía que se iba a morir y creo que sería igual que si hubiera sido repentino. Lo viví igual de mal, lo recibí como si no supiera que era algo que iba a pasar.


Después de todo, habiendo retomado tu vida, ¿has sido capaz de sacar algún aspecto positivo a esta experiencia? ¿lo compartirías con nosotros?

Como no hay solución, a los mayores hay que darles cariño y quererles mucho. Es natural, la edad te desgasta y lo único que puedes hacer por ellos es facilitarles los últimos días con mucho amor.

Me llevo que quise mucho a mi madre y ella a mi. Y que pude darle todos los besos que quise.

Yo nunca he estado más de 4 días sin verla, y me llevo que la he disfrutado, siempre y más en sus últimos días.

Personalmente he aprendido a valorar cuando tienes a alguien. Ahora probablemente no me enfadaría con ella ni la regañaría tanto… La regañaba por bajar tanto al cementerio a ver a mi padre, y ella me decía “si ya se que cuando yo falte no bajaréis a verme”, y ahora bajo mucho…

 

¿Te arrepientes de algo que hiciste o que no hiciste?

Yo hice todo lo que creí que estaba bien, me equivocaría en alguna cosa como humana que soy pero lo que decidí fue a conciencia. Ahora echando la vista atrás, me reafirmo.

Aunque siempre se puede hacer más, nunca llegas al tope, pero no puedes dedicar el 100% a esa persona, tienes que vivir, y debes hacerlo. Había que repartir el tiempo y conseguir un equilibrio.

 

Si te volviera tocar vivir lo mismo, ¿qué cambiaría?

Si volviera a tener que cuidar a mi madre otra vez lo haría gustosa e incluso más a gusto. Lo único que cambiaría es no llevarla a la residencia esos 8 días, en qué hora. Fue al peor experiencia.

Mi madre ha sido una persona muy dulce, no protestaba, no tenía mal genio… era muy agradable, mucho mucho. Jamás se quejaba ni te decía nada. Le preguntabas y te preocupabas por que estuviera bien y para ella, todo siempre estaba bien. Era chapó. Siempre con una sonrisa de agradecimiento. Ella tenía lagunas, perdió la memoria o no reconocía pero no siempre, solo en ocasiones. Y te da mucha pena ver que hay veces que no está. Pero siempre que la pedías un beso o algo te lo daba.

Ahora quisiera que tocara la puerta, pero eso ya no va a pasar...

 

 

 

Mari, como le gusta que la llamen, nos da con esta entrevista su receta personal para el cuidado de su familiar, amor, cariño y muchos besos para hacerle el último capítulo de su vida lo más dulce posible.

Queremos destacar el amplio abanico que existe en cuanto a recursos y ayudas en relación a las personas mayores y la dependencia, los apoyos y las iniciativas de formación. Su objetivo último es mejorar los cuidados y la calidad de vida de quienes recurren a ellos y cada día somos partícipes de la gran labor que realizan los cuidadores formales.

Una búsqueda intensiva de las posibilidades y recursos facilitará a familiares y mayores unas mejores condiciones de vida.

 

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